POR CURRO COLLANTES.- "A las 6:15 en la puerta del parque", era la consigna para para quedar la mañana del sábado y pasarla anillando. Para nuestra sorpresa, a esa hora ya está abierto el parque, así que entramos, buscamos la mejor ubicación y montamos las redes. El lugar, una zona "salvaje" entre naranjos aprovechando la presencia de abundantes herbáceas con semillas. Tenemos la esperanza de que las pocas aves que nos acompañen busquen allí su alimento.
Colocamos 3 tandem con un total de 6 redes y decidimos montar el office junto a los aparcamientos, una zona tranquila y con sombra. La primera pasada para recolectar la realizamos a las 8 de la mañana. 30 individuos que por su afán de desayunar temprano caen en nuestras sutiles manos. A quién madruga... debieron pensar los pobres. Las pasadas posteriores nos bajaron de la nube y solo acumulamos una media de 6 ejemplares por pasada. En total 52 aves entre anilladas y recuperaciones.
Debido a la escasez de actividad entre recogida y recogida decidimos realizar otras tareas. La primera de ellas fue la inspección de las cajas nido colocadas a la espalda del cortijo con la ayuda de la pata de un andamio que nos hizo las veces de escalera. En una de ellas encontramos 2 pollos de gorrión molinero listos para anillar dentro de una semana. En otras 5 cajas hay huevos, incluso en una de ellas la madre se resistió a abandonar a su prole hasta el último momento. En las 10 cajas restantes solo hay restos de anidadas anteriores, por lo que las limpiamos y las volvemos a colocar.
En otro de nuestros descansos cogimos una escalera, nos dimos un buen paseo con ella a cuestas, y nos fuimos en busca de nidos de urraca. Encontramos 2 (que al parecer ya estaban localizados con anterioridad) pero estaban vacíos. Una inspección ocular por la zona confirmó nuestra sospecha: no hay más nidos.
Nuestra siguiente aventura fue la de intentar localizar a un posible pollo de chotacabras tras ver levantarse a un adulto justo a 3 metros de nosotros bajo un naranjo. Tras 10 minutos mirando cuidadosamente bajo el árbol tratando de no pisarlo al confundirlo con una piedra con plumas, decidimos que eran suficientes para hacernos desistir. En las siguientes visitas a las redes, pasábamos por el mismo lugar con la esperanza de que el adulto nos delatara su presencia.
Con el avance de la mañana el Lorenzo empezó a apretar y decidimos revisar las redes antes de tiempo para no dejar expuestos durante mucho tiempo a nuestros huéspedes. A las 11 de la mañana decidimos plegar las velas tras una pasada con un solo individuo capturado.
Una jornada tranquila y agradable en la que han participado Jesús Fernández y Curro Collantes, y en la que han compartido charlas, risas, aventuras y pajaritos.
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